La distribución comercial de azúcar en el mercado interno dominicano cuenta con una cadena estructurada por varios eslabones en el que en sus extremos están, en principio los productores de azúcar y al finalizar están los colmaderos, bodegueros o pulperos, sinónimos con los que se identifica y se califica popularmente a las personas que ejercen la acción comercial de vender al comprador final la amplia variedad de productos con los que satisfacen la demanda de necesidades básicas de su diario consumo.
Muy a pesar de ser los extremos de la cadena de distribución comercial del azúcar, el vínculo del uno con el otro en términos de la satisfacción al cliente o consumidor final está muy evidenciado. Los productores de azúcar velan por la entrega de un producto que en condiciones de calidad y precio sea competitivo de conformidad a las condiciones de ingresos del consumidor, en tanto los colmaderos buscan comprar a precio competitivo para poder vender al precio que más se acomoda a la condición económica del cliente consumidor ubicado en el entorno social de su establecimiento comercial, cuidando en adición a esto las condiciones de inocuidad del producto puesto a la venta.
Las condiciones de compromiso social empresarial de los productores industriales de azúcar en el país dominicano y la función social que cumple el expendio directo de productos alimenticios al consumidor ejercida por los colmaderos, eslabonada por una intermediación comercial solo interesada por el lucro mercantil, como lo es el comercio mayorista de provisiones, define una identificación objetiva de los extremos de la cadena comercial azucarera que puede ser por definición calificada de simbiosis o maridaje.
El maridaje, visto desde la acepción social o culinaria expresa la unión armoniosa entre personas, elementos o cosas en la que existe una sinergia o correspondencia química entre sabores, aromas y texturas sin que ningunos de los elementos domine a otro o se anulen entre sí. La simbiosis en tanto, en su acepción biológica o social establece la asociación de especies diferentes para beneficiarse mutuamente en su desarrollo vital, pero también es la relación de ayuda o apoyo mutuo que se produce entre dos personas o entidades.
Los productores de nacionales ponen a disposición del comercio local más de 30 mil toneladas métricas de azúcar cada mes, de las cuales más 20 mil toneladas son de azúcar crema y más de 12 mil toneladas son del tipo refino, todas destinadas a suplir las necesidades de la industria de alimentos y bebidas, de la industria turística, del consumo familiar interno y del consumo familiar haitiano expedido a través de los mercados binacionales. Lo que expresado en cifras poblacional suple el consumo de casi 11 millones de dominicanos, más de 7 millones de turistas y una cantidad indeterminada de haitianos.
El comercio de expendio directo al consumidor está integrado por unos 90 mil colmados, cuya presencia en barrios urbanos y comunidades rurales del país son la principal fuente de abastecimientos para alrededor del 60% de las familias dominicanas, de ahí que el consumo familiar interno de azúcar constituido por más de 11 millones de personas es ampliamente suplido por los bodegueros del país, siendo el azúcar más distribuida la del tipo pardo o crema, aunque también se vende la del tipo refino, pues la confitería, la micro empresa alimenticia y de bebidas de consumo popular la demandan para la elaboración de sus productos.
Los comerciantes de productos al detalle que tienen el criterio de compra colectiva para abaratar el costo de mercancía, tienen en las asociaciones y federaciones que como gremio les agrupa el mecanismo para fortalecer la relación con los productores de azúcar, logrando a través de esto el flujo de abastecimiento y la estabilidad de precio, garantizando a la ves frenar el acaparamiento del producto y la especulación de precio por parte de sectores del comercio intermediario, cuyo ánimo de lucro es ilimitado sin importar el factor social, objetivo de satisfacción tanto de los productores azucareros como de los comerciante minoristas.
Somos de opinión que programas de impacto exitoso como lo es “A Comer, del Campo al Colmado” sean replicados, concretando de esta manera la simbiosis o maridaje comercial entre productores de azúcar y colmaderos.